Mariana Iglesias.
miglesias@clarin.com
Aparece en las consultas porque él también tiene
dudas y quiere preguntar. Puede que se sienta intimidado por la relación que
entabló su mujer con ese desconocido de guardapolvo blanco, pero en general
logra reponerse, ahuyentar los celos y enfrentar la situación. Tampoco quiere
perderse las ecografías. Así que ahí va, dispuesto a ver la "foto" de ese hijo.
Sonríe, mientras se pregunta qué hay en la pantalla. No termina de gustarle,
pero trata de marcar asistencia perfecta en el curso del preparto. Y al cabo de
los nueve meses no se pierde la llegada del bebé ni loco. Si al fin y al cabo él
estuvo taaaan embarazado como ella... ¿O acaso no?
Lo dicen los ginecólogos, los obstetras, las parteras: cada día el hombre se
involucra y participa más activamente en el embarazo de su mujer. No espera
a que nazca el bebé para asumir su rol. Vive la paternidad desde el preciso
instante en el que la famosa tirita del test marca las dos rayitas.
"Hoy, muchos hombres se permiten y están autorizados socialmente a sentir y
expresar las emociones nuevas. La idea que desde el embarazo forme un equipo con
su mujer es muy amorosa e integradora. Se busca un nuevo equilibrio entre las
fuerzas femeninas y masculinas. Hombres y mujeres flexibilizan roles de
épocas anteriores para crear y vivir una nueva forma de ser padres", dice
Graciela Scolamieri, coordinadora de grupos de embarazadas desde 1971. Y
recuerda: "En aquellos años había pocos cursos, en general eran privados. Ahora
los ofrecen casi todos los hospitales públicos."
Enrique Salama, uno de los directores de Procrearte (red de medicina
reproductiva), coincide en que ahora la mayoría de los papás llega dispuesto a
presenciar el parto: "Ayuda mucho al estado emocional de la mujer. Como
ella juega de visitante en un lugar extraño, es bueno que esté acompañada."
Alberto de Luca, ginecólogo del Argerich, dice que esta tendencia se da fuerte
en las clases media y alta que se atienden en clínicas, pero no así en las
clases más bajas que recurren al hospital público. "Allí hay muchas mamás
solteras o menores o mujeres que prefieren que las acompañe su mamá", señala.
De Luca igual acuerda con que el rol del hombre cambió progresivamente en los
últimos 30 años: "En los 70, sólo dos de cada diez mujeres iban al parto con
su marido. Hoy son nueve de cada diez. Lo que cambió fue la percepción de
ambos. La mujer vivía el embarazo y el parto de una manera más personal. Y el
hombre se creía un inútil, casi un estorbo. Ahora, cuanto más jóvenes son las
parejas, más juntos dan todos los pasos."
El psicólogo Guillermo Vilaseca dirige el sitio
www.varones.com.ar y coordina grupos de reflexión de hombres. La paternidad
es un tema recurrente: "Para ellos es un cambio enorme. Sienten la
responsabilidad, revisan los referentes masculinos de sus vidas, tienen miedos y
fantasías sobre el bebé, notan los cambios en su mujer... Por eso es un desahogo
hablar estos temas."
Los especialistas despliegan un abanico de argumentos para explicar el creciente
protagonismo del hombre. Hablan del trabajo de la mujer, de la libertad sexual,
de los derechos del niño y hasta de la tecnología: las ecografías mostraron al
hombre lo que la mujer siempre sintió, y vio.