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Artículos periodísticos

 

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Masculinidad y masculinidades en este nuevo siglo

 

 

Noticia de Costa Rica

 

San José, 15 de marzo del 2002 (Roxana Grillo Rosanía/Semanario Universidad/UCR/Tertulia). ¿Cómo construye y vive cada hombre su masculinidad? ¿Por qué para unos demostrarla es, por ejemplo, procrear hijos ilegítimos o hacer gala de su fuerza física, mientras que otros no necesitan de fútbol, tragos o conquistas para reafirmarse?

 

El estudio de la masculinidad, y su construcción y vivencia en la vida cotidiana, fue el tema de análisis de un "Encuentro sobre Masculinidades en Centro América", que organizó recientemente en nuestro país el Instituto Costarricense para la Acción, Educación e Investigación de la Masculinidad, Pareja y Sexualidad (Instituto WEM), y que contó con la colaboración de la Cooperación Canadiense y de la Universidad de Costa Rica (UCR).

 

Profesionales costarricenses y de Centroamérica, México y Cuba analizaron temas como violencia, paternidad, sexualidad, adolescencia, religiosidad, políticas públicas y educación, desde la perspectiva de la masculinidad.

 

Masculinidad y género

 

Con el objetivo de enmarcar la discusión, los psicólogos José Manuel Salas y Álvaro Campos, fundadores del Instituto WEM y docentes de la Escuela de Psicología de la UCR, presentaron una investigación sobre la "Masculinidad en el siglo XXI". En ella plantean que la masculinidad se construye socialmente y que "alude a una manera, sobre todo en los hombres, de vivir la sexualidad, la afectividad, el trabajo, la vida diaria, entre otros, de cumplir con roles sociales y sexuales y, además, a un símbolo de jerarquías sociales, en el cual los varones ejercen poder sobre otros hombres, los niños y las mujeres".

 

La masculinidad es la forma aprobada de ser varón en una sociedad determinada; por lo tanto, el hombre debe cumplir y adecuarse al ideal cultural creado en esa sociedad. Los profesionales añaden que la masculinidad se construye de manera permanente bajo el escrutinio de los otros varones, y la hombría se demuestra para la aprobación de otros hombres, quienes evalúan el desempeño. Es por esto que es tan importante alardear para competir por los indicadores que socialmente determinan el grado de virilidad, tales como riqueza, poder, posición social y mujeres atractivas.

 

Ritual Permanente

 

La necesidad de probar su virilidad y de obtener validación homosocial, conlleva a la masculinidad a ejercer un ritual permanente. Salas y Campos exponen que, según otros estudios, este ritual contempla aspectos como el repudio implacable de lo femenino, no demostrar emociones, ejercer poder (éxito, riqueza, estatus), y ser arriesgado y agresivo. En el ámbito sexual, la idea de lo masculino implica estar siempre listo para el sexo y para darle satisfacción sexual a las mujeres "como nadie lo hace", así como demostrar que "funciona" como hombre, tener el pene erecto y

capacidad de durar mucho para eyacular.

 

Otros aspectos importantes por los que el hombre siente definida su masculinidad, son: nunca ser rechazado o traicionado por una mujer, ser exitosos en el trabajo y en lo económico, tener parejas que lo admiren, obedezcan y cuiden, el desafío permanente del peligro, conductas de descuido personal, y la negación maniaca de los procesos de duelo. En nuestra sociedad patriarcal "el honor de un hombre está ligado a la demostración de su virilidad". Algunas situaciones supuestamente hacen perder el honor y la virilidad de un hombre: sentir vergüenza y rechazo es ser considerado afeminado, que "su" mujer le sea infiel, y la impureza sexual de su madre, esposa, hijas, hermanas, pero no la suya propia.

 

¿Trabajar con varones? 

 

La masculinidad hegemónica, indican Salas y Campos, se construye sobre la base de una sociedad patriarcal y de una feminidad basada en la sumisión y sometimiento al hombre. Sin embargo, es claro que hemos entrado al nuevo milenio con bases de la feminidad, la masculinidad y patriarcado cuestionados o debilitados, al menos, en algunos rincones del mundo.

 

En el caso de los hombres, muchos de sus puntos de referencia -desde la masculinidad dominante- se han deteriorado, y sus principales ejes de ser proveedor y tener el control, están sucumbiendo ante el mercado y la globalización.

 

El panorama que es posible observar (desastres, jubilación, recesión económica, desempleo, migraciones forzadas, etc.) nos muestra hombres con serios problemas y, entre otros aspectos, más violentos con otras, otros y consigo mismos, lo que se ve en las tasas de suicidio, infarto, alcoholismo y accidentes de tránsito. Esta situación, acotan los profesionales, denota "la importancia de trabajar con los hombres y con la masculinidad que llevan a cuestas, para procurar con ello no solo cambios para sí mismos, sino también para otras personas".

 

Además de plantear la necesidad de políticas claras en áreas como salud, paternidad, accidentes de tránsito y violencia en general, Salas y Campos exponen que también se requiere llevar a cabo un trabajo de base con los hombres de la región. Esto implica la apertura de espacios como talleres, grupos de reflexión, grupos terapéuticos a nivel comunitario e institucional en torno a diversas temáticas como protección y cuidado del medio ambiente, producción agropecuaria, cooperativismo, relaciones laborales en el ámbito público, relaciones familiares y de pareja, violencia social e intrafamiliar, salud y atención médica en áreas sensibles como urología, sexualidad y cardiología. 

 

Texto tomado de RIMA (Red informativa de mujeres de Argentina) es un

servicio gratuito de la

Colectiva Feminista Alfonsina Storni, Rosario, Santa Fe, Argentina Sitio

RIMAweb: http://www.geocities.com/rima_web

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Los hombres,  y la masculinidad también se ven(nos vemos) afectados.

Por Víctor Kurcbard

 

 

A modo de introducción

 

 Antes que nada, un comentario personal. Cuando decidí, hace algunos años, iniciar la especialización en Violencia Familiar, lo hacia en relación a una cuestión estrictamente profesional, mas ligada a una necesidad de tipo técnica, entendida la técnica como una capacidad aséptica y neutral. Había comenzado a trabajar como psicólogo de planta permanente en un Hospital del suburbano bonaerense, en una zona de marcado empobrecimiento.

 Siendo terapeuta familiar y de parejas, recibía con asiduidad derivaciones de personas, todas mujeres, que pedían ayuda para su situación personal en el ámbito familiar, en relación al maltrato en sus distintas formas por parte de sus compañeros. Algunas querían, planteaban,  la necesidad de salvar sus matrimonios, otras, solo querían salvar su vida y la de sus hijos. Excepcionalmente llegaba algún esposo, derivado por un juzgado. A diferencia de las mujeres, en los hombres no era una elección propia, sino una “obligación” a cumplir.

Observe entonces que las herramientas teórico clínicas y practicas, de la experiencia profesional, que no era poca, 20 años de ttrabajo no son pocos, sin embargo llamativamente, no me resultaban suficientes, y así, decidí, ingresar en la Especialización en Violencia Familiar. Desde mi óptica, era menester trabajar adecuadamente con las victimas del maltrato y con los abusadores.

 Así planteada la cuestión, los que ejercitaban el abuso, la conducta prejuiciosa hacia la mujer, los machistas eran los otros hombres, los abusadores, yo....nada que ver.

 Grande fue mi sorpresa, durante el inicio de la especialización, cuando leyendo un cúmulo de materiales teóricos me encontré en que yo estaba parado en la misma vereda que el que ejercita el abuso, sin ser yo un abusador, y si, un amoroso esposo, y buen padre de familia, incapaz de levantar, ya no la mano, ni siquiera un grito.

 Y estaba parado en la misma vereda, entendido esto, como un “cotinuum” que vas desde la normalidad hasta el machismo mas ascendrado.

Del mismo modo en que uno nunca se pregunta porque habla un determinado idioma, en este caso, el español, la cultura, con sus infinitas formas nos invade hasta el ultimo de los rincones de nuestro cuerpo/ mente. Así, recordé, que yo también, lo primero que hago al escuchar la noticia de un nacimiento, es preguntar si fue varón o mujer, y después, recién después, si ambos, bebe y madre está bien. Es que la división del mundo en géneros diferenciados, opuestos y dicotómicos funciona como la principal manera de racionalizar el mundo. El mundo que habitamos se divide en nuestra cabeza en hombres y mujeres. 

 También, me observe a mi mismo, cuando un colega me comentaba que había nacido, su segunda hija mujer, yo le contestaba, muy suelto de cuerpo: “ – Tendrás que seguir intentando a ver si viene el varoncito.....” por que el varón es el sexo privilegiado.

 

Los “micromachismos”

 

 Los “micromachismos” es un termino acuñado por uno de los mayores estudiosos de la temática de la violencia masculina, el Dr. Luis Bonino Mendez, quien sostiene que se trata de conductas que pertenecen a la cotidianeidad de la existencia. Se explica por  la necesidad de los varones de sostener y mantener la supremacía androcrática, o masculina.  Cualquier critica a este modo de ser, es sentido como un ataque personal, en la vivencia de integridad del varón que se sostiene en los estandartes de  la masculinidad de la misma cultura en la que estamos insertados.

 Los “micromachismos” se observan en la reciedumbre del varón que lo confirmaría supuestamente en el lugar del macho, la debilidad es vivida como algo negativo para los hombres, de allí que la inmensa mayoría de las consultas provienen de mujeres, se observa en el ejercicio de la fuerza, en la imposición de la voluntad  por el manejo y el control del poder, en el prejuicio hacia la mujer, en el cotidiano y permanente manejo del poder, se observa en que los hombres no lloran, en como intentan imponer sus razones por el ejercicio de la violencia, a modo de ejemplo harto conocido, en una esquina, en el cruce de dos arterias en la que chocaron dos automóviles, se observa en la tribuna de un partido de fútbol, se observa también en la TV cuando un cómico nos hace reír por sus fantaseadas aventuras eróticas en desmedro de la mujer, se observa en la desigual remuneración frente a tareas idénticas que reciben hombres y mujeres, y se observa en el reparto de cargos ejecutivos en áreas privadas y publicas.

 Y tal cotidianeidad es vivenciada como lo normal, en tanto y en cuanto responde a las normativas que la cultura patriarcal sostiene y propugna.

 Obviamente que no se trata solo de lo cultural. Tambien se trata de mecanismos de identificación a los que el sujeto humano, justamente para ser humano, intercambiar palabras e ingresar en el circuito de lo social y cultural se ve compelido, desde lo psíquico inconciente a cumplimentar.

 

Modelos de intervención posibles

 

Los modelos de trabajo para hombres, insertados en modernos metodos de prevención de la violencia domestica, llamados en algunos casos, “Grupos de reflexión por una nueva masculinidad”, apuntan a develar estos modos de relación que los varones sostenemos con el mundo y con los otros. Apuntan a revalorizar para los hombres conceptos como afectividad, ternura, cariño, en el reconocimiento de que podemos ser débiles, en que tenemos el derecho a ser débiles sin que eso implique menoscabo de nuestra masculinidad.

 Los hombres también nos vemos afectados por la violencia que de distintas formas impera en la cultura patriarcal, cultura que por otra parte para su propia subsistencia, necesita el imperio de la violencia, en una especie de vorágine de retroalimentación que solo conduce a un estilo de vida enfermizo y enfermante.

Publicado en el diario "La Mañana" de la ciudad de Neuquen en relacion a una invitacion a colaborar sobre temas de violencia.

Enviado por: Lic. Victor Kurcbard

Psicólogo  MN 10.332

Email: vikurc@yahoo.com.ar

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El fenómeno de  ”El Potro” (o, de como ser un macho y morir en el intento.)

 

 

Cuando escuche y vi la noticia del accidente y muerte de El Potro Rodrigo, lo primero que vino a mi mente, fue la muerte de Olmedo y de Monzón.

Porque este joven de 27 años se mata así, de este modo tan inútil...???, tonto ????.aparece el interrogante de cómo calificar, adjetivar, una muerte..creo de futil seria la palabra mas adecuada ...quisiera introducir unas pocas y muy sucintas reflexiones.

No se es varón o mujer en términos de lo genérico, de modo innato o natural. Ser varón o mujer, masculino o femenino son conductas aprendidas e impuestas  por la cultura. Somos producto de la cultura que internalizada en cada uno de nosotros define al macho como masculino y la hembra como femenina, y además la cultura predetermina que esta ultima debe estar subordinada al primero. Así la biología no es suficiente para definir la masculinidad ni la femineidad, lo cual explica, en parte,  la existencia de la homosexualidad en varones y mujeres.

Ahora bien esta construcción de lo masculino y lo femenino, se ha desarrollado a lo largo de miles de años, de modo tal que lo biológico y lo cultural, se han entrelazado dando origen a una supuesta “naturaleza”, que oscurece la razón y la lógica hasta tornar indistinguible los orígenes de la misma, sus modos de producción y la multiplicidad de factores que la mantienen como tal. Así, hoy, la “naturaleza” del varón,  su modo de ser en el mundo, sostenido en una supuesta condición “genética” legitima la desigualdad, la violencia y el prejuicio del mismo hacia los demás. Se dice, entonces: el macho es naturalmente propenso a la violencia. A los excesos. Lo cual no es cierto, lo masculino no pertenece al orden de lo biológico, sino al orden de la cultura.

De este modo lo asignado como masculino, varón, es un largo y trabajoso proceso de identificaciones en el seno de la subjetividad del sujeto humano. A través de una estricta normativa genérica la cultura impone que el ser humano macho debe ser masculino, esta normativa genérica dice cuales son las normas y las reglas que deben cumplir los sujetos para ser considerados masculinos, o sea, la asunción del rol que la sociedad espera de el.

Pero, asumir, adquirir esta identidad, mas especialmente la masculina que la femenina, disminuye las posibilidades del universo de conductas posibles. A modo de ejemplo, son mas toleradas las conductas “varoneras” de las niñas, que las conductas “aniñadas” en los varones. Y sino que cada padre, que lee esto, se lo pregunte con una mano en el corazón, si soportaría sin mengua a su identidad masculina que su hijo varón juegue con muñecas, y que no  necesita estoicismo cuando su niñita juega al fútbol con los amigos de su hermanito. Así al varón, decíamos se le recortan el universo de conductas posibles, se desarrollaran unas en detrimento de otras. Su consecuencia será que los hombres no lloran ni se muestran débiles o necesitados de protección,  afecto, y ternura. Estas necesidades son privilegio de las mujeres.

Ser un hombre en esta cultura patriarcal es poder, tener, saber, ser importante y confiado de si mismo. Debe sobresalir en las conquistas exitosas, pero muy especialmente en el campo de la sexualidad. Allí es donde más debe poner el acento, para mostrar al otro, y mostrarse a sí mismo como masculino. A esto responde el famoso: “Sempre avanti, sempre listo”. Siempre preparado sin mengua para las hazañas sexuales mas arduas y trabajosas, porque el despliegue muscular es las herramienta mas idónea para la conquista sexual. Mostrar el privilegiado cuerpo que la naturaleza le doto. Preferentemente en un escenario mediático, cuantos mas lo vean, mas macho será.

Pero,....entre lo idealizado y las posibilidades reales hay diferencias y distancias. Estas diferencias generaran tensión en el seno del psiquismo del sujeto varón.

A su vez, esta tensión entre lo real y lo idealizado es vivida como ataque a la identidad masculina. ¿Cómo resolverlo?, con mas despliegue muscular y sexual, mayor desparpajo aun. De esta manera la inseguridad es transformada en prepotencia, y su consecuencia mayor, será expresada en la violencia concreta, que puede ser puesta en acto al manejo de un volante de una 4 x 4.

 Mas impulsividad, mayor sexualizacion de los vínculos, hasta quedar entrampado en un alias. “El potro”, ser un potro significante recargado de lo simbolizado en la virilidad. Y así en una vorágine infinita, para asegurar el reconocimiento del otro, del lugar del “potro”, mayor impulsividad, mas velocidad, mas violencia.

Semejante gasto de energía generara indefectiblemente patología:  las caracteropatias, las muertes súbitas, los accidentes y el ejercicio de la violencia. A su vez, la cultura pone en funcionamiento sus mecanismos continuadores , reafirmadores y sostenedores de lo culturalmente aceptado. Los medios amarillistas no son otra cosa, no es casualidad la presencia siempre primeros en los hechos mas luctuosos, siempre hay que estar primero dice la pantalla de TV.

Los varones involucrados en este tipo de conductas descriptas arriba, aparecen a los ojos de la sociedad como fuertemente determinados por este ideal de masculinidad. Así, se les adjudican fantaseadas potencias sexuales hiperdesarrolladas,  “sempre listas”, “sempre avanti”; se les adjudican así, capacidades amatorias imposibles de igualar. Monzón, Olmedo con su desparpajo, diciéndonos constantemente que puede burlarse de la homosexualidad pues el esta siempre seguro de su potencia viril, con lo cual nos confirma su masculinidad.

Una autopista.... dos camionetas lanzadas a mas de 120 kilómetros.... dos conductores miden su potencia. Se agreden, uno le tira el automotor al otro, en un intento de mostrar quien es mas macho  Como en la calle polvorienta de un pueblo del Farwest, uno caerá. Esta vez será en el  pavimento de la autopista la caída. Esta vez le toco a Rodrigo. Como Monzón, como Olmedo, el precio de la virilidad es muy alto.

No creo que valga la pena, yo... paso. Gracias, mis hijos, mi esposa, mi familia me esperan, todos los días.

Enviado por el Lic. Victor Kurcbard, Psicólogo

E-mail: vikurc@yahoo.com.ar

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"Edad"

                                                                                                                                                                                                                                           por Jorge Lanata

Artículo enviado por Mirta Nuñez, extraído de Data54.com

 

Jorge Lanata: Bueno, no he venido preparado para hablar de los 40 ... Son 40 años, uno se quiebra así que bancátela, tomatelo con calma. Puedo hablar horas, días enteros, semanas, si fuera Caparrós incluso hablaría semanas sobre los 40.

Para por ejemplo, para no alejarnos de la política, bien puede recordarse que 40 eran los ladrones de Ali Baba, 40 ladrones en 40 cuevas. O que por ejemplo hay 40 formas de liberar el espacio en el disco rígido según el manual de soporte técnico de Windows. También 40 fueron los mártires de Sebaste en Turquía, asesinados por el emperador Liciano después de negarse a renegar del cristianismo.

Está también la famosa crisis de los 40, que es la que yo voy a empezar a sufrir. Están los 40 principales con Daisy y con Fabiana por la FM Hit. 40 son los días que forman la Cuaresma, y fueron 40 los días que Moisés se mantuvo en la montaña mientras imploró el perdón. 40 y diez se tituló la excusa de Sabina para esquivar con elegancia su canción sobre sus 50.

40 es en la quiniela el número que representa al cura. "Yo haré llover sobre la tierra durante 40 días y 40 noches", le dijo Dios a Noé cuando le anunció el diluvio universal. Y otra vez 40 fueron los días que Jesús permaneció en la tierra después de resucitar. Jesús usó esos 40 días de tránsito desde la muerte al cielo para instruir a los apóstoles sobre la creación de la Iglesia.

40 se llama el juego de naipes más popular de Ecuador. 40 casas es una ciudad que queda a 336 kilómetros de Chihuahua en México, y es una de las reservas arqueológicas más importantes.

Hay un tango que se llama "Las 40 de Grela", con letra de Francisco Gorrindo, del año 37, que dice. "Aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno, se del beso que se compra, sé del beso que se da, del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga, y sé que con mucha plata uno vale mucho más". Bastante actual. 40 años de cautiverio o el cautiverio dilatado se llamó un libro que en 1825 publicó en Buenos Aires el hermano de Tupac Amaru.

Y eso que ni me puse hablar de los 40 en las mujeres, mira, hay un poema del siglo XVIII que hablando de los 40 en las mujeres dice: "de 25 a 30 no alboroza, más puede comer con sal, pimienta. Pero de 35 hasta 40 anda en vísperas ya de una carroza".

40 años anduvieron los hijos de Israel en el desierto, y 40 años comieron el maná hasta que llegaron a una tierra habitada. El maná era una especie de grano redondo y blanco que llovía del cielo todos los días menos los sábados. 40 años. Todo este rollo para terminar diciendo: cumplo hoy 40 años.

Odio los cumpleaños. No recuerdo haber festejado ninguno. Cuando era chico con mamá así no estabamos para hacer ninguna fiesta, y cuando era grande ya era tarde para volver a ser chico.

Un psicólogo de café diría que es miedo a la muerte o a la vejez. No sé. Uno siempre siente que el tiempo es un montón de arena escurriéndose en las manos y siente también que tiene mucho por hacer y que no le alcanza el tiempo. Me siento muy raro diciendo: "tengo 40 años". En realidad no tengo 40 años. Tengo 7 años a veces, a veces tengo 95, a veces tengo 10, otras tengo 20 y pico. O sea, tengo 40 años por afuera y por adentro soy un quilombo de almanaque.

Yo realmente no me siento con derecho para aconsejar a nadie porque bastante me cuesta aconsejarme a mi, pero yo quisiera contarles esta noche, a los que todavía no tienen 40 y están mirando, algunas cosas que yo fui aprendiendo en estos años, básicamente para que eviten tropezar con la misma piedra. Aunque sé que es al pedo porque hasta que no lo vivís por más que te lo cuenten ... Pero bueno, tratemos otra vez. Me llevó de los 20 a los 40 darme cuenta que no sabía nada y que lo poco que sabía lo había aprendido mal. Yo por ejemplo creía que la radio era aquello de "Adelante ustedes en estudios centrales" o preguntas idiotas como "¿Quiere agregar algo más?", al final de un reportaje. Y Hora 25 me enseñó que la radio era otra cosa, u otras cosas, o cientos de otras cosas, las que yo me podía imaginar y las que no. Creo que aprendí también, mal y tarde, que las ideas son importantes pero mucho más importante es poder concretarlas, poder llevarlas a cabo. Conocí y conozco gente que vive embarazada de ideas brillantes pero que nunca da a luz. Tardé también 40 años, mirá el tiempo que me llevan las cosas, en advertir que no hay peor enemigo que nuestro propio miedo.

Creo que también aprendí que nadie tiene derecho a pedirnos que vivamos su vida, porque al final la muerte es nuestra. Y vi muchas veces en esos 40 años la cantidad de gente de otra generación a la nuestra que con amor y con candidez por nuestro bien nos marcaba el camino del infierno. Aprendí entonces que nadie sabe cuál es nuestro bien, o que por lo menos los únicos que quizás sabemos cuál es nuestro bien somos nosotros. Aprendí también la importancia de estar enamorado, de vivir en alguien, de estar en comunión con esa persona. Y aprendí, aunque todavía me cuesta, a querer a alguien por lo que es, no por lo que puede ser. No porque si cambia yo lo querría más o la querría más.

Tardé 40 años en aprender a respetar algunas palabras, aprendí que artista por ejemplo es una palabra que queda grande a mucha gente. Que urgente es una palabra que hay que usar poco, que hay que usar cuando es necesario, urgente. Que "siempre" más que una palabra es un deseo. Y que "compromiso" es una especie de declaración snob. Cortazar lo decía: "comprometidos, comprometidos, lo mejor que podrían hacer es casarse".

Aprendí que nadie nunca se recibe de nada. Y que el que lo piensa quizás se haya recibido pero de idiota. Aprendí a preguntar cuando no sé, cuando no entendí, cuando es confuso, cuando lo pronunciaron mal, cuando sea que haga falta, porque preguntar es una obligación, no es un delito. Preguntar demuestra que queremos saber, ¿y quién está libre de querer saber? ¿quién no quiere saber? Porque solo quien sabe todo podría dedicarse a responder, podría no preguntar. Y ¿sabés qué? Pobre tipo quien sabe todo, porque debe ser tan aburrido saber todo. Debe ser un embole. Aprendí también otra obviedad que nada es tan importante o vital, o urgente, o indispensable, y en el fondo la mayor parte de las veces esto es nada más que televisión o diarios, o revistas con las que la gente se limpia el culo al otro día, y está bien que sea así. Aunque a veces dejamos la vida acá como si fuera urgente, vital, importante, indispensable. Aprendí, aunque todavía tampoco del todo, a no contestar. El año pasado, capaz te acordás, una revista me puso en la tapa y recién una semana después me di cuenta que no había leído la nota, no la había leído. Y yo pensaba en eso como una situación ideal, yo decía: "me encantaría alguna vez no leer alguna cosa que escriban de mi, que no me importe, que no me afecte". Y me encontré con que lo había hecho sin darme cuenta. Entonces desde ese momento, lo sabés, decidí que todo lo que se dice de mi es cierto. Y chau.

Aprendí tarde que vivimos poco y que tardamos mucho en aprender algunas cosas que hubiera sido buenísimo saber hace 20 años atrás y que nos hubiera cambiado al vida de saberlas.

No pudo en estos 40 años responder ninguna pregunta verdaderamente importante. Sigo sin saber qué es el tiempo, sigo buscando a Dios como una linterna casi sin pilas, y mantengo una buena capacidad de asombro, un buen estado de capacidad de asombro. O sea, no tuve grandes avances en la parte teórica. Eso sí, en la parte práctica, muy bien. La vida me sigue asombrando, me sigue pareciendo secreta y diversa. Aunque cada vez menos todavía peleo a los 40 con mi inseguridad, con mis ganas de justificarme, con mi facilidad para decir que sí, y también con la diaria pelea que uno tiene contra sus defectos. Ver que podría hacer las cosas mejor y que no me salen, que no alcanza, que no llego, que siempre me falta alguna cosa, que nunca lo que te imaginás es lo que hacés. Que hay un lugar pero que está lejos y que se va corriendo todo el tiempo hacia adelante y que nunca vas a llegar.

Tampoco puedo controlar, y ya a esta altura es una especie de enfermedad, esta necesidad que tengo de hablarte a vos del otro lado y de exponerme como me expongo, ya es así, ahora ya no elijo más eso. Ni eso ni la sensación que vos y yo tenemos ahora de que estamos solos cuando estamos hablando. Antes de los 40 aprendí que a nuestros viejos nunca los vamos a entender. Entonces, lo que hay que hacer es quererlos y chau. Y aprendí y aprendo sobre los hijos. Si yo ahora dijera que para una mujer es vital o esencial ser madre, me acusan de machista. O sea que lo voy a decir al revés, para un tipo es esencial y vital ser padre. Me parece muy difícil que un tipo sea completamente tipo si no es padre, es algo que tenemos que ser, que tenemos que ser, qué sé yo. En ninguna otra relación hay tanta emoción en estado puro, tanto Shakespeare, tanto desinterés, tanto egoísmo, tanta piel. Es la noche del 12 de setiembre del 2000, yo estoy acá en la televisión cumpliendo 40 años, pero no sé si quiero cumplir 40 años.

 

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